Son las 6:58 de la mañana, es jueves, en el ascensor, los carteles de “Bienvenidos” chocan con miradas esquivas.
Elena, gestora del edificio, repasa la reunión de las 7:30: tres inquilinos molestos, un CFO pidiendo “criterios objetivos” y un Excel que no cuadra.
Tercera disputa del mes, misma causa: iluminación y consumo eléctrico sin datos fiables.
A las 7:10, el quinto piso luce vacío y encendido. La limpieza salió hace veinte minutos, pero las escenas quedaron en “máximo por seguridad”.
En el sexto, el ala este abre antes; en el oeste llegan a las 9, aunque el reparto sigue siendo “por metros”.
El lobby parece una postal de hotel: impecable, muy iluminado y sin un responsable claro.
El reparto por superficie fue un atajo cómodo… hasta que cambió la forma de trabajar: turnos híbridos, salas encendidas por costumbre y presencia que nadie corrige.
“Pagamos por otros”, “Nos cargan zonas comunes sin control”, “Con estos números, no puedo refacturar”.
La tensión no nace del consumo energético, sino de la sensación de injusticia.
Su instalador Casambi propone: Adquio PowerTrace for Casambi.
—«Sin contadores físicos, calculamos kWh por oficina, planta y zonas comunes, en tiempo real. De los eventos Casambi inferimos potencia → energía.»
—«¿Sin obra? ¿Hoy?»
—«Hoy.»
Elena repasa años de excusas, visitas técnicas y presupuestos. Si esto funciona, se acaban las discusiones; si no, será otra promesa vacía que pasará factura.
Día 1
Mapeo: cada luminaria se asigna a un arrendatario o a zona común (lobby, pasillos, ascensores).
Calendarios: se importan horarios reales y turnos; se definen ventanas de presencia y niveles por franja.
Reglas: sin presencia, rampa al mínimo; ante un evento puntual, caída controlada tras el tiempo fijado.
Cálculo: de eventos → potencia → kWh por espacio, con trazabilidad completa.
Día 2
El primer tablero revela lo que nadie había visto: curvas por inquilino y por zonas comunes que antes chocaban como placas tectónicas… y, de pronto, encajan.
Lobby nocturno: consumo plano al 80 % por un “parche temporal” que lleva meses.
Ala oeste del sexto: +29 % frente al este por una escena heredada de un evento.
Salas de reunión: baja ocupación, luces al 100 %.
Zonas comunes: casi un tercio del gasto total, diluido sin un criterio reproducible.
No hay gritos. Hay silencio. El silencio del dato que no admite discusión.
Por primera vez, todos miran la misma fuente… y entienden la misma historia.
Escenas ajustadas: día 65 % → 50 %; tarde 55 % → 40 %; noche 35 % → 15 %, con rampas suaves.
Presencia: de 20 min → 7 min en salas de baja rotación.
Regla de equidad: las zonas comunes salen del reparto por metros; se imputan por su kWh real.
Mantenimiento: corrige el “parche temporal” y normaliza el lobby nocturno.
Nadie “pierde la cara”; todos ganan criterios.
En 14 días:
Elena recibe un correo del CFO:
“Por fin tenemos base objetiva. Llevémoslo a todo el portfolio.”
Ese día, el pasillo vuelve a parecer un pasillo. No un campo de batalla.
Piloto en 10 días. Una planta + zonas comunes.
Si no ves claridad y paz en tu cierre, no sigues. Así de simple.
¿Lo activamos hoy?