Al principio, el cliente se mostró reticente. Pensaba que complicaría la instalación y que solo necesitaba su tablet. Sin embargo, en Adquio decidimos ir más allá: desarrollamos un prototipo de la interfaz de control específicamente para su caso. Creamos un demo personalizado en un Adquio Mini real conectado a una pantalla, mostrando en tiempo real cómo sería la operación. El día de la presentación con el distribuidor suizo, el responsable asistió con cierto escepticismo.
Sin embargo, al ver el demo en acción, todo cambió. En cuestión de minutos vio cómo podría encender y apagar focos de manera instantánea desde su oficina, cómo los iconos en pantalla reflejarían el estado de cada foco, y cómo a través de escenas pre configuradas podría adaptar la luz según el evento. El tono de la conversación pasó de dudas a entusiasmo: “¡Esto es justo lo que necesitábamos!”, exclamó. Aquel demo tangible, donde la teoría se hizo imagen, fue el punto de inflexión que transformó su rechazo inicial en ilusión por el proyecto.